sábado, 10 de marzo de 2012


Una luciérnaga no alumbra todo su camino
pero todas las luciérnagas estrellan una noche.
Como un tácito acuerdo cuando unas luciérnagas
se encienden otras se apagan.
Cuando se apaga un pensamiento se enciende otro
para que no te quedes a oscuras.
Los pensamientos de los hombres
son como las luciérnagas
mientras vuelan en libertad iluminan toda la noche
pero si los aprisionas, se apagan.
La luciérnaga que prende su luz se arriesga
a ser descubierta y devorada por sus enemigos.
Así le sucede al hombre que se anima a decir
en voz alta su propio pensamiento.
Cuando es de día las luciérnagas duermen apagadas.
El hombre sabio calla lo que piensa cuando
es inútil decirlo.
Si todos los animales noctámbulos iluminaran
como la luciérnaga ,se acabarían las noches.
Si todos los hombres iluminaran con su propia luz
se acabaría la oscuridad.
Hay hombres que son como las luciérnagas:
iluminan con su propia luz, intermitente y pequeña.
Hay hombres que son como la luna:
iluminan con luz fuerte y constante pero ajena.
No desprecies la luz de la luciérnaga porque
es un insecto pequeño.
Ni dejes de valorar lo que piensa el hombre
porque no tiene títulos ni dinero.
Anímate a ser como la luciérnaga
Y descubrirás que en tu vida
hay un poco de luz
para iluminar a los otros.